La pestaña subversiva
Relatos cortos

La pestaña subversiva

–¡Estúpida pestaña subversiva! –Exclamó exasperado.

Se refería a ese único pelo, en singular, empeñado en alterar el orden de su visión. Ese pelo de las pestañas superiores de su ojo izquierdo que se afanaba en darse la vuelta y pincharle en la córnea una y otra vez.

Al final, tuvo que coger unas pinzas y arrancarlo sin piedad para felicidad de su maltrecho ojo ya inyectado en sangre, pero dejando el borde de su párpado tremendamente dolorido.

Y allí, atrapado entre las pinzas, ese pelo se veía solo, pero se erigía descarado, insistiendo en mantener su rebelde curvatura hasta el mismo momento en que desapareció por el desagüe del lavabo al ser expuesto al chorro de agua.

Entonces, se miró en el espejo y dirigió unas breves palabras al resto de los pelos de sus pestañas que se mantenían en su adecuada y alineada posición:

–Si alguno de vosotros no cumple con su función como debiera, será inmediatamente expulsado y sacrificado, no hay lugar para la disidencia.

Entonces, Adolf dio media vuelta y reanudó su interrumpida tarea de seguir escribiendo Mein Kampf.

SagrarioG
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  1. Sagrario Sanz Barreras

    Es verdad, menuda rabia da que te ocurra algo así, pues se pasa un rato mal, pero mal.

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