Estigma
Relatos cortos

Estigma

Estaba rodeada de gente, de multitud de personas anónimas que iban con prisas a todos lados y que apenas se miraban los unos a los otros. Ella estaba ahí parada, en medio de la indiferencia y de los edificios que, de tan altos que eran, la tenían tan fascinada como intimidada.

La belleza y la juventud eran sus señas de identidad, lo que suponía un cruel estigma en una sociedad caracterizada por la búsqueda de un enfermizo placer independientemente del sufrimiento, o incluso la muerte, de la víctima elegida para generarlo.

Dieciocho años recién cumplidos, vestido blanco, zapatos bajos y una maleta repleta de ilusiones e ingenuidad a partes iguales; un aspecto aniñado que atraía las lascivas miradas de los depredadores sexuales ávidos de nuevos objetivos sobre los que abalanzarse.

Ella no era consciente aún de la marca de nacimiento que la condicionaría toda la vida: ser mujer en una sociedad infestada de machismo, es decir, una sociedad absurdamente primitiva por su incapacidad para evolucionar, o más bien, por involucionar.

La noche que fue drogada y violada, sus sueños e ilusiones fueron desterrados a un lugar tan lejano que nunca pudieron encontrar el camino de vuelta; y la dosis de dura realidad fue tan elevada que le estalló en la cara como mil esquirlas de cristal empeñadas en dejar profundas cicatrices.

Al principio calló, ya que la culpa y la vergüenza prevalecían por la educación recibida; pero cuando por fin habló, se encontró con la extraña dualidad del incondicional apoyo y el incomprensible repudio, y donde el segundo prevaleció acentuando su dolor y su sensación de soledad.

El depredador solo sufrió un leve castigo ya que, en todos los ámbitos, infinidad de congéneres le amparaban y; la víctima, fue revictimizada por una sociedad que le marcó a fuego un nuevo estigma: el de no tener derecho a volver a ser feliz.

SagrarioG
Sígueme en Facebook

Join the discussion

  1. Sagrario Sanz Barreras

    La cruda realidad, la sociedad que tenemos. Sigue así, me encantan tus relatos.

    • admin

      Sí, es una pena. Nos queda mucho por hacer pero a base de perseverar lo conseguiremos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *