Brujita
Relatos cortos

Brujita

Se encontraba en el interior de un baúl al fondo del trastero, estaba rodeada de más muñecos y otros juguetes que habían hecho las delicias de dos hermanos que abandonaron la niñez tiempo atrás.

De vez en cuando se oían ruidos, pero no pasaba de eso. Los días se sucedían monótonos uno tras otro con gran lentitud y desidia, se amontonaban constituyendo un rancio destierro, al igual que lo hacía el polvo que se colaba por las rendijas y que ya era como uno más. Su densidad se acumulaba sobre su cuerpo, su pelo y su ropa bastante ajada. ¿Cuánto tiempo habría pasado? ¿Unos veinte años? Seguramente.

Un día, los ruidos se acentuaron y vinieron seguidos de una actividad inusual, el baúl estaba siendo movido y, posteriormente, fue trasladado. En el interior, el traqueteo amenizaba una jornada muy distinta de lo habitual. Horas más tarde, la tapa chirrió con una curiosa mezcla de descaro y pereza tras ser abierta tanto tiempo después. Si no hubiera sido por lo inerte del contenido, la luz habría deslumbrado a todos esos viejos juguetes entre los que se encontraba ella, una pequeña muñeca con apariencia de bruja. Pelo rojo despeinado, piel clara y sucia, y un vestido que parecía a punto de desintegrarse con solo tocarlo.

Su antigua dueña ya pasaba de los cuarenta y ver todos aquellos juguetes le hizo rememorar muchos momentos de su lejana niñez. Había llegado el momento de donarlos, pero decidió quedarse con uno de recuerdo y la pequeña bruja enseguida se convirtió en la afortunada. La cogió con cuidado y, antes de elegir su nueva ubicación, decidió hacerle una buena puesta a punto.

Una visita a la mercería del barrio para comprar unos trozos de fieltro y una sencilla sesión de costura y manualidades fueron los primeros pasos antes de que las viejas ropas terminaran en la basura. A continuación, una buena dosis de agua y jabón, y el paso posterior por peluquería de la muñeca para darle forma y brillo a esa cabellera sucia y enredada. Por último, unos retoques adicionales y la brujita estaba como recién sacada de la juguetería.

El reencuentro fue celebrado por ambas: por la de piel y por la de plástico y, para esta última, su visión del mundo cambió de la oscuridad y el polvo a la luz y el movimiento, así como para los demás juguetes que fueron rumbo a una nueva vida.

(Relato basado en hechos reales. En la imagen puedes ver el antes y el después).

SagrarioG
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