Bueno, más bien cínicos nosotros porque, ¿qué culpa tiene la Navidad de estar tan estigmatizada? Y no voy a entrar en el tema consumista, que también, pero cuánta gente se junta para cenar en un día como hoy porque no le queda más remedio que cumplir con el trámite.

Está claro que otros muchos estarán encantados de juntarse, de reencontrarse y esas cosas que se escenifican tan bien en los anuncios de turrones. Pero ¿qué pasa con el resto del año, es que si no es Navidad no hay motivo para el reencuentro?

En una noche como hoy también nos pondremos hasta el culo de comer, que parece que el tamaño de nuestro estómago se haya incrementado para la ocasión y nos olvidaremos, entre otras muchas desgracias, de la trágica situación de los refugiados sirios, o peor aún, de los que aún siguen atrapados en su país y desconocen si llegarán a ver esa prosperidad de 2017 que no paramos de desearnos en estos días.

Habrá algunos que consideren que qué consiguen con pensar en todos los conflictos y sinsentidos que ocurren a día de hoy en nuestro mundo, que hoy es un día para disfrutar y comer y beber como si no hubiera un mañana. La cuestión es que sí hay un mañana y en él volveremos a ver en las noticias unas imágenes tan trágicas que nos harán apartar la vista y nos encogerán el corazón pero solo durante unos instantes, o seguiremos estando hasta los cojones del desafío independentista catalán, que parece que hay gente que solo dedica sus energías a enfatizar lo que nos separa y obvia encarecidamente aquello que nos une. ¿Es qué no nos damos cuenta de que la base de cualquier conflicto está en ese afán de separatismo que desde el inicio de los tiempos desgraciadamente tanto nos caracteriza?

Cuánto empeño en buscar continuamente las diferencias entre unos y otros por motivos de religión, de raza, de sexo, de ideología o de lo que sea. No tenemos más que mirar hacia atrás en la historia o a este preciso momento para ver que tropezamos una y otra vez en la misma piedra y que es ese jodido afán separatista, en muchos casos con una lamentable base económica, el que hace que dejemos mucho que desear como especie humana.

¿Cuándo nos daremos cuenta de que todos somos seres humanos y que lo que nos enriquece precisamente son las diferencias que aportamos cada uno? ¿Cuándo comprenderemos que todos somos hermanos porque somos hijos de una misma tierra que, para más inri, también estamos empeñados en masacrar? No nos damos cuenta de que, en definitiva, lo que estamos haciendo es destrozar nuestra propia familia y cualquier motivo nos vale para ello. Como digo, no solo tropezamos continuamente en la misma piedra, sino que es esa piedra la que, por desgracia, también lanzamos sobre nuestro propio tejado.

En fin, aunque se que a mucha gente no le agrada esta época del año, por fortuna a mí sí me gusta la Navidad y disfruto juntándome con la gente que quiero, pero no sólo en estos días, sino también en otros muchos momento del año. Cualquier ocasión es buena para disfrutar con la familia y con los amigos y, sinceramente, el motivo es lo de menos. Feliz Navidad y, sobre todo, feliz época del año para todos, sea la que sea.