Momentos que no tienen precio
Reflexiones

Momentos que no tienen precio

¿Qué sucede cuándo se acaban las vacaciones? Que tenemos el delicioso consuelo de guardar en la memoria aquellos momentos que no tienen precio.

Aquí te dejo el ranking de mis veinte mejores momentos poco antes de comenzar las vacaciones y durante ellas. ¿Te apetece compartir alguno de los tuyos?

Cuando llevas meses intentando dejarte el pelo largo, e incluso has superado la dura etapa de las patillas a lo “Curro Jiménez”, y un día dices “a tomar vientos” y te cortas el pelo más corto que nunca y no necesitas meter en la maleta ni secador ni espuma.

Cuando quedan unas horas para que comiencen tus vacaciones y estás disfrutando de la inminencia del momento, a pesar de tener la casa llena de trastos, bolsas y maletas.

Cuando tienes por delante una semana para llevar a cabo la “operación velcro”, es decir, pasar las veinticuatro horas pegada a tu pareja y no querer que se acabe nunca.

Cuando en Madrid hay una ola de calor y tú estás en Soria tomando el fresco por la noche con chaqueta y pañuelo.

Cuando a los treinta y muchos ya te has acostumbrado a que los niños te llamen de Usted y en un mismo día un camarero te dice “Muchas gracias, bonita” y una mujer le dice a su hijo “deja pasar a esta chica”.

Cuando suena la alarma del despertador temprano pero no tienes que ir a trabajar, sino prepararte para comenzar una estupenda ruta de senderismo.

Cuando llevas más de dos horas de ascenso y por fin culminas lo alto de la montaña y, además, luego ya todo el trayecto es de bajada.

Cuando te has pegado una ruta de veinte kilómetros y acabas el recorrido metiendo los pies en el refrescante río.

Cuando solo te tienes que preocupar de qué vas a visitar hoy o dónde vas a comer, en lugar de pensar en que tienes que acabar el trabajo, hacer la lista de la compra para ir al súper o poner una lavadora.

Cuando por mucho calor que haga durante el día, el aire que corre siempre es fresco.

Cuando paseas por un pueblo y te saludas con todo el mundo aunque no les conozcas y, además, haya gente que te echa una sonrisa encantadora.

Cuando te tiras una semana sin hacer la cama y no tienes remordimientos por ello.

Cuando encima de haber visto una ardilla y acercarte a ella a menos de tres metros, esta no se asusta ni se va, sino que sigue haciendo monerías frente a ti.

Cuando tienes tiempo hasta para echarte la siesta pero te das cuenta de que no tienes sueño.

Cuando miras al cielo por la noche y ves que hay muchas más estrellas que las que se dejan ver en Madrid.

Cuando casi has olvidado lo que es el olor a contaminación, la gente estresada y comprar el pan en la tienda de los chinos.

Cuando has conseguido meterte en el río Duero hasta el cuello y también consigues meter la cabeza y, a continuación, emerges cual diosa Venus de las aguas.

Cuando se están acabando las vacaciones pero ya estás haciendo planes con los amigos para ir a un festival de rock.

Cuando han terminado tus vacaciones pero has ido a todos los sitios que querías ir y has visto todas las cosas que querías ver y tienes esa fantástica sensación del “deber cumplido”.

Cuando el sitio es perfecto, las vistas increíbles, la temperatura ideal, la combinación de tonalidades de la naturaleza resulta indescriptible y la compañía es la mejor.

SagrarioG
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  1. Luis G A

    Esos momentos son la vida, lo demás es sobrevivir.

  2. Sagrario

    Suena a unas vacaciones felices.

  3. Agus MG

    Hay otro momento con el que a mí me gusta recrearme el primer o segundo día del viaje, y es cuando estás en algún lugar increíble y piensas en qué estarías haciendo en ese mismo momento cualquier día de tu vida rutinaria… entonces te sientes aún más afortunado por estar ahí.

    • admin

      Ese momento también suena genial, aunque en mi caso lo hago al revés, cuando he vuelto a la rutina y pienso en qué estaría haciendo si siguiera de vacaciones pero, claro, ya no es un «momentazo». ¡Muchas gracias por compartirlo!

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