Aferrarse a lo inaferrable inevitablemente implica desprendimiento.
Insistir en lo inexistente supone pérdida de cordura.
Buscar sentido en la vacuidad genera mucho más que vacío.
Tratar de explicar lo inexplicable da lugar a incomprensión.
No hay que esperar, sino aceptar.
Dejar marchar lo que nos pesa es asumir para poder continuar.
