Estas son las letras que surgen cuando escucho a Joaquín Sabina, increíble fuente de inspiración:
Quise reír cuando las lágrimas apremiaban,
hablar cuando los silencios eran los dueños,
dormir cuando mis párpados se negaban,
navegar por un estanque baldío de sueños.
Quise despegar y volar muy alto,
pero me cortó las alas la realidad,
entonces apenas pegué un salto
a un gran abismo sin red al final.
Quise vivir cuando la vida me dio la espalda
y me sacó a bailar tras la última canción,
mirándola a través de unos ojos de escarcha,
saliendo a escena cuando el telón ya cayó.
Quise ver formas en las nubes de un cielo raso,
calentarme con los rayos de un sol escondido
detrás un horizonte de infinitos ocasos,
detrás un horizonte de momentos perdidos.
Se secó la pintura de mi paleta de sueños,
se marchitaron las flores en mi bodegón,
sucumbí a tantos «quiero, pero no puedo»
y, cada vez que quise gritar, mi voz se negó.
Llegué tarde a mi vida en todo momento
corriendo tras ella en cada estación,
viéndola pasar siempre tan de lejos,
alcanzando el andén cuando mi tren ya partió.
SagrarioG

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