Desde luego que fue un arduo camino, me costó casi cuatro días llegar hasta el final. El comienzo había sido fácil, con buena predisposición y, ante todo, mucha curiosidad, pero el trayecto pronto se mostró tan enrevesado que la progresión en mi recorrido se tornó intermitente y errática por el inesperado giro desmotivador que había adquirido la situación.
Esos cuatro días fueron complicados, por un lado la necesidad del avance para poder lograr cuanto antes la consecución del objetivo pero, por otro, la desgana en cada nuevo planteamiento de reanudación y la entrada, en sí, en la propia materia.
Cuando por fin llegué al final, más por cabezonería que por otra cosa, la culminación del esfuerzo solo me reportó el alivio de quitarme, por fin, esa tarea de encima. Y es que cuando empiezo un libro, siempre tengo que llegar hasta el final por poco o nada que este me guste, soy incapaz de dejar una obra a medias. Eso sí, lo que tengo muy claro es que no me vuelvo a dejar aconsejar por la misma persona en lo que a libros se refiere.
SagrarioG
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Siiiii, es verdad, pero yo me dejo aconsejar.