Qué asco me da
Reflexiones

Qué asco me da…

Cuando me mosqueo hablo muy mal, empiezo a decir tacos y me quedo sola, pero es que mi nivel de indignación es tal que necesito soltar palabras malsonantes, que aunque no sea lo más políticamente correcto, es tremendamente gráfico, porque no es lo mismo decir “me lo he pasado muy bien”, “que me lo he pasado de puta madre”, creo que hay más que un matiz de diferencia.

¿Y por qué estoy enfadada? Pues porque lo de este país no tiene nombre, estoy harta de que nos tomen el pelo y de que tanta chusma se ría abiertamente en nuestra cara y nosotros traguemos y traguemos como meros gilipollas. Insisto, no voy a ser políticamente correcta como no lo es la lamentable situación política de nuestro país, y podría ponerme a hablar sobre muchas cuestiones entre las que, sobre todo, destaca la descarada y masiva corrupción, pero me voy a centrar en lo último que me toca los cojones o, en mi caso, los ovarios.

Leo en Facebook que Miguel Ángel Revilla ha compartido la noticia de que un ayuntamiento de Salamanca se niega a designar mesas electorales en Navidad, y pienso “¿cómo es posible que si se producen unas terceras elecciones, éstas vayan a caer el 25 de diciembre?”. Así que busco información en Internet y resulta que hay unos plazos marcados en la Constitución Española que se calculan a partir del primer debate de investidura, que hacen que unas hipotéticas terceras elecciones caigan, justamente, el 25 de diciembre. ¿Y quién ha fijado la fecha del debate de investidura? Ana Pastor, la presidenta pepera del Congreso de los Diputados.

No solo los políticos de este país no hacen su trabajo, cosa que si yo hiciera en el mío seguramente me iría a la puta calle, y además cobran un pastón por ello, sino que encima el partido más votado, para mi asombro e incomprensión, pone una fecha para unos posibles nuevos comicios con unas implicaciones muy claras.

Muchos pensarán “nos van a joder las Navidades”, o “a ver si tengo suerte y no me toca mesa electoral ese día”, pero es que no le tiene que tocar a nadie. El 25 de diciembre es una fecha en la que habitualmente nos reunimos con la familia y muchos viajan para ello o, simplemente, hacemos una escapada navideña porque nos apetece, y si nos toca mesa electoral, nos joden no solo a nosotros, sino también a nuestros familiares.

Leo los datos de las elecciones anteriores: más de 170.000 titulares de mesas electorales, casi 350.000 suplentes y, obviamente, todos tienen que estar disponibles ese día, aunque la mayoría de los segundos se podrán marchar a su casa. Si a esto le añadimos interventores, personal de seguridad, policía, periodistas, etc., todos en pie bien temprano tras la celebración de la Nochebuena, el volumen de afectados y puteados es bastante elevado.

Y no sólo eso, ¿cuánta gente va haber desplazada por las vacaciones navideñas que no va a poder votar por no encontrarse en su lugar habitual de residencia? Aunque bueno, con los niveles de abstención que tenemos, imagino que a muchos esto se la traerá al fresco, algo muy triste, desde luego. Pero aun así, los millones de desplazamientos que suelen tener lugar en esas fechas y que incrementarán más aún esos niveles de abstención, son dignos de tener en cuenta.

La presión para lograr formar gobierno es muy clara, ¿cuántos no quieren una terceras elecciones y menos el día de Navidad? Obviamente este país necesita un gobierno, pero no por eso debemos conformarnos con cualquier mierda. Yo no quiero unas elecciones el día de Navidad, pero tampoco quiero otros 4 años de nuevos destrozos. El futuro de este país parece estar en manos de la peor calaña, que Dios nos pille confesados.

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