Hija de musa
Reflexiones

Hija de musa

Llamamos musa a esa divinidad de la mitología griega que se erigía como protectora de las artes y las ciencias y que hoy se utiliza para representar la inspiración que siente una persona para la creación “de arte”. Esto último lo pongo entre comillas porque lo que a mí me puede parecer arte, quizás no lo sea para otro. Considero que es algo relativo a cada uno y, ciertamente, hay determinados tipos de arte que pueden ser complicados en su comprensión como tales, no entraré en ejemplos.

Pero vayamos a la musa literaria. La mía, en concreto, debe estar atravesando una racha un poco egocéntrica porque últimamente me inspira para que hable sobre ella y me temo que si no le hago caso, se pueda sentir ofendida y deje de hablarme.

Creo que a la definición anterior podemos añadirle los calificativos de caprichosa e inestable. Vamos, lo que viene siendo una gran hija de musa, porque dependemos totalmente de ella para nuestras creaciones y para determinadas decisiones. Nos tiene a su completa merced.

Hay veces que surge repentina y escandalosa, tratando de que dejes todo lo que estás haciendo para convertirse en el único y exclusivo centro de atención. Sin embargo, otras veces se tira tiempo sin dar señales de vida, llegando a plantearte si quizás se haya marchado para siempre o si, simplemente, se haya cogido unas vacaciones, de las que habitualmente desconoces su duración. Me estoy imaginando el típico correo de ausente de la oficina pero sin fecha de retorno, eso sí, con el mensaje indispensable de “disculpen las molestias”, y hasta de “perdonen la disculpas”, que en cuanto a excusas, todo lo que sea necesario.

Vuelvo a verla como una gran hija de musa cuando actúa en modo “coitus interruptus”: viene, la lía y se marcha tan rápido que te deja con la miel en los labios y el folio completamente en blanco. Para eso mejor que no hubiera venido.

¿Y cuándo se presenta de manera agresiva y hasta con tendencias suicidas? Te sugiere textos del tipo “Estrangulé a mi musa hasta que vomitó su última idea en un estertor decadente”. Jejeje, está juguetona hoy.

En fin, aunque esta niña mimada nos subyugue con su omnipresencia o total indiferencia, la cuestión es que nos genera una dependencia total en lo que a creación se refiere y sin ella no hay nada, absolutamente nada.

¿Y qué es la nada desde el punto de vista filosófico? La negación del concepto del ser. Así que mi querida musa, recuerda que sin ti no soy nada, sigue siendo caprichosa e inestable, te lo consiento todo mientras no me abandones o, si lo haces, que no sea por mucho tiempo.

SagrarioG
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  1. Mª Esther Aira Castejón

    Me gusta tu escrito sobre la inspiración artística. Con un sentido del humor que mueve a la sonrisa, has sido capaz de introducirnos en la mitología griega y con ella sus musas. Has humanizado a la tuya describiendola con acciones de personas. Muy bueno el concepto de hija de musa, que deja libre al lector para entender el significado. Felicidades, es un placer leer tus escritos.

    • admin

      Muchas gracias a ti por tu comentario Mª Esther, con lectores como tú da gusto escribir.

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