Te alejas despacio, sin prisas,
arrastrando el velo de tu silencio
y la breve memoria de tus pisadas
erige las ruinas de nuestro tiempo.
Ausencia que desdibuja tu silueta
en mil trazos robados al viento,
en una historia que ya no se cuenta
por conjugar velados momentos.
Mi aliento enmudece
por el frío de tu ausencia,
por ese pesar que emerge,
me envuelve y me aprieta.
Me abandoné…
a la penumbra de la añoranza,
a la carencia de tu presencia,
a la certeza de tu inexistencia.
Me dejé llevar…
por los brindis en singular,
que dejaron de ser brindis
al no tener qué celebrar.
Me habitué…
a los espacios vacíos de ti,
a malvivir sin sonreír,
a conjugar tan solo el mí.
Y me acostumbré…
a escuchar el eco de la soledad
que desprende este espacio vacío
consignado a tu nombre y apellido.
Ahora que el tiempo en mi mirada
alberga más años que vida
entiendo que tracé mi destino
cuando soltaste mi mano
y elegiste otro recorrido
tan diferente al mío.
Entonces mi vida se definió
en un frío cruce de caminos.
Este poema forma parte del libro «Letras del mundo», disponible en formato online y 100% gratuito, en el que participamos muchos de los autores que hemos formado parte del ciclo de entrevistas de «Escritores del mundo». Si quieres disfrutar de esta fantástica recopilación de relatos y poemas, puedes descargar el libro pinchando aquí.
SagrarioG
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